martes, 11 de noviembre de 2008

Mundo Máquina (por El Vorox)

Nombre: Mundo Máquina
Dirigente: La Red
Catedral: Herética
Ágora: PAN/21 (secreto)
Guarnición: 9, si bien mayoritariamente defensiva
Capital: PAN/21
Saltos: 5
Mundos adyacentes: Bannockburn
Sist. solar: PAN/21alfa (1), PAN/21beta(2), PAN/21 (3), PAN/21.1 (4), PAN/21.2 (5), PAN/21.3 (6), PAN/21.4 (7)
NT: 10 o más (se desconoce exactamente)
Pbl. humana: Indeterminado
Pbl. xenomorfa: 0
Recursos: Tecnología
Exportaciones: Ninguna
Descripción: PAN/21, es un planeta terraformado, de vegetación desconocida en los Mundos Conocidos, grandes selvas vírgenes de esa vegetación, fruto de la primera terraformación, que han crecido sin ningún obstáculo humano. Existen unos tres continentes, con una fauna evolucionada a partir de los animales que se trajeron al planeta. Todos esos conocimientos se encuentran en las bibliotecas digitales de Mundo Máquina.


Así es como llaman en los Mundos Conocidos al sistema solar existente tras la puerta de salto del sistema fronterizo Bannockburn. Pero su nombre original no tiene nada de sentimental: PAN/21.

La reciente apertura de la puerta de salto que conduce a este peculiar sistema, ha provocado una verdadera convulsión en los Mundos Conocidos. Y es que este mundo no tiene habitantes vivos, si entendemos por vida cualquiera de tipo orgánico, ya sea esta basada en el carbono o en cualquier otro elemento. Sus habitantes son máquinas... y muy avanzadas, por cierto. Cualquier Gólem o máquina pensante conocida es, en comparación, una reliquia prehistórica. Sin embargo la cosa no queda ahí. Estas máquinas, que han colonizado por completo los 8 planetas y respectivas lunas que conforman su sistema solar binario, son los herederos más puros y directos de la sabiduría de la Segunda República. Y claro, esto ya supone una verdadera convulsión.

Convulsión en la Iglesia, por cuanto esta Puerta les supone la entrada al mismísimo infierno. Convulsión en la Liga, que ha encontrado la oportunidad de adoptar una posición de ventaja sobre sus rivales. Y convulsión bajo el trono del Emperador, que acaba de encontrar la herramienta para hacer realidad sus sueños. Pero tratar con ellos no es, ni será, una empresa fácil. Estas máquinas han aparecido en los mundos conocidos en un momento de calma tensa y el menor descuido podría tener consecuencias perjudiciales para la paz.

Es difícil hacer comprender al lector las repercusiones que ha tenido en los Mundos Conocidos la apertura de la Puerta hacia este nuevo Mundo de verdaderas máquinas pensantes. Sería mejor conocer qué y cómo ocurrió exactamente para poder hacerse una idea.

En el año 3993 una expedición de colonos de la Segunda República llegó a este sistema y colonizó su tercer planeta, el más apropiado para la terraformación. Se instauró allí una base científico-militar de avanzadilla para diversos estudios de carácter secreto. Un buen número de científicos de élite fueron destinados allí, junto con un pequeño contingente militar encargado de la seguridad. En total no superarían los trescientos habitantes. Sin embargo, los turbulentos acontecimientos políticos que sucedían al otro lado de la puerta de salto empezaban a aislar a estos hombres y mujeres, por lo que la base estuvo a punto de ser abandonada, como sucedió con tantas otras. Algunos de los habitantes huyeron de allí, ya fuera por el aislamiento o por cuestiones más personales. El caso es que las tecnologías y conocimientos allí almacenados pudieron haberse perdido de no ser por que los que permanecieron decidieron preservarlas de la barbarie de los últimos días de la Segunda República. Puesto que el mundo les había abandonado, ellos decidieron hacer lo mismo y sellaron la puerta. Pronto se darían cuenta del gravísimo problema que ello entrañaba.

El reducido grupo de personas allí destacadas entre hombres y mujeres no permitía, en términos genéticos, la perpetuación de la especie y si permanecían aislados, la falta de diversidad genética, acentuada por un debilitamiento de los genes por causas desconocidas, provocaría en tan solo cien años que sólo pudieran existir relaciones endogámicas. Pero cuando quisieron reabrir la Puerta no pudieron.

Reunidos con carácter de urgencia en el Salón de Actos de la base, intentaron encontrar una solución. Y una mujer, Marta Elinah, que llevaba años estudiando la manera de unir mente y máquina, propuso una descabellada idea, que se desechó en un principio. Acordaron investigar el porqué de la imposibilidad de la perpetuación, demostrada por sus impresionantes ordenadores y no tardaron en descubrirlo. Los soles del sistema emitían unos pulsos radiactivos que les estaban esterilizando poco a poco, lo que, sumado a la falta de diversidad genética del grupo, firmaba la sentencia de su extinción. Descubrieron que desde el principio habían sido utilizados como cobayas y, tras haber analizado los gobiernos a sus espaldas los resultados de una larga permanencia allí, se olvidaron de ellos. Esto solo empeoraba las cosas, ya que las previsiones de existencia de unos cien años se desmoronaban a tan solo unas décadas. Y cuando las enfermedades empezaron a multiplicarse la idea de Marta, antaño abominable, resurgió como la última y única alternativa.

Y la fusión de mente y máquina comenzó.

Desaparecidos los habitantes humanos del sistema, sólo quedaron las máquinas. Las mentes de todos y cada uno de los hombres y mujeres que poblaban la base estaban allí dentro. Mentes científicas y mentes militares de primer orden, transformadas ahora en multitud de programas con tareas específicas, aprovecharon su nueva existencia de chips, circuitos e interconexiones y comenzaron de nuevo a trabajar en cuestión de nanosegundos, con la intención de proseguir sus investigaciones y volver algún día a contactar con la República.

Han pasado los siglos y ese trabajo aún no ha parado. Los habitantes, ahora “virtuales”, de PAN/21 han traspasado los límites de la evolución y alcanzado niveles tecnológicos inimaginables. Siguen siendo individuos que conservan sus anteriores nombres (Marta, William, Hurgues,...), pero convertidos en programas con funciones específicas e interconectados en tiempo real con cualquier lugar en el que exista una de sus máquinas. Tan perfecta es su Red que, de hecho, se puede considerar su forma de gobierno. Su falta de necesidades (o debilidades) fisiológicas les ha permitido ir colonizando e interconectando el resto de los planetas del Sistema, sin parar en su primigenio afán de investigación y respeto del entorno a investigar. Han creado más y más máquinas, cada vez más perfectas. Han aprendido a utilizar cualquier recurso energético para existir: luz solar, agua, hidrógeno o energía térmica.

También han desarrollado armamento, gracias a los conocimientos adquiridos de los militares que, voluntariamente, también se conectaron a “la máquina”. El potencial bélico adquirido, fruto de la imparable evolución de su sistema, es impresionante. Todas las naves están equipadas con algún tipo de sistema defensivo de la tecnología más puntera. Pero con toda esa fuerza, el mayor logro militar de estas máquinas es ese mismo: la defensa. En efecto, una sola de sus naves de combate podría repeler un ataque durante días completamente sola y sin sufrir daños excesivamente graves. Sin embargo ahí se quedarán, en la defensa. Ninguna “nave-máquina”, ya sea de investigación o de combate puro, atacará jamás primero.

Pero cuando ataquen sus defensas, eso sí, serán implacables, aunque no exterminadoras. Tan solo neutralizarán la amenaza.

Pero el mayor descubrimiento que hicieron fue la antimateria, un tipo de energía que les permitía existir en el espacio sin necesidad de ningún tipo de abastecimiento durante extensísimos periodos de tiempo. Tras crear el primer motor de antimateria, las máquinas encontraron un posible método de volver a contactar con los humanos sin necesidad de utilizar la puerta de salto. Y empezaron a construir naves-máquina, también interconectadas a la Red, que fueron lanzadas a las estrellas en busca de ellos o de cualquier otro mundo a investigar. Aunque también volvieron a la Puerta de Salto e intentaron abrirla una vez más. Esta vez se habían vuelto más tenaces gracias a sus nuevos cuerpos metálicos. Ya no debían pensar en el tiempo como en su carnal existencia y se pusieron manos a la obra con matemática paciencia. Situaron una nave cerca de la puerta que, utilizando todos sus componentes, intentaría descifrar la manera de volver a abrirla. Durante seis años estuvo allí trabajando ininterrumpidamente. Y así comenzó la historia de su retorno.

Ocurrió hace tan solo dos años del calendario de Terra Santa. Un pequeño carguero Auriga, el Indomable, capitaneado por Andrew Berjen, acababa de abandonar un pequeño y remoto asteroide, situado cerca de la Puerta de Salto de Bannockburn. Al parecer en la roca espacial, no más grande que uno de los cruceros de batalla del Emperador, Berjen había encontrado un enclave abandonado. Seguramente consiguieron algún tipo de artefacto antiguo, alguna tecnología prohibida, puesto que todos los movimientos no escaparon a los ojos del Cardenal Avestita Ojutwa. Éste esperó a que el Indomable abandonase el asteroide para lanzarse como perro de presa sobre el carguero. Comandando una fragata, ordenó que abriese fuego sobre los motores de impulsión de la nave para poder detenerlos por herejía y hacer “desaparecer” el peligro tecnológico. Berjen, un experimentado capitán, consiguió eludir varios disparos, pero uno de ellos consiguió su objetivo, causando destrozos irreparables en el cuadro de transmisión de energía. Sin embargo Ojutwa no logró su meta de detener al Indomable, que hacía honor a su nombre, pero redujo a casi un cincuenta por ciento la velocidad del carguero. El Cardenal no consideró oportuno volver a disparar, arriesgándose a destruir el carguero. Necesitaba poder castigarlos vivos... o más bien interrogarlos.

Fueron dos días de intensa persecución en los alrededores de la Puerta de Salto. Dos días en los cuales los contendientes sintieron ganas de tirar la toalla o de destruir al enemigo en su tenaz huida, dependiendo por supuesto de la situación que el Destino les había otorgado a cada uno en la carrera.

Fue entonces cuando ocurrió que, según las palabras de Berjen “el Pancreador mostró a sus perros la entrada a su Infierno", para ver si podían demostrar los valores que predicaban. Los controles de cada nave detectaron que la Puerta se estaba activando. Seguidamente una nave de configuración desconocida emergió, dejando tras de sí el destello propio del campo de energía de la Puerta y en un primer momento no atrajo la atención de nadie. De pronto el Indomable se detuvo en seco. Les habían conseguido capturar, Berjen ordenó a sus hombres que resistieran y por lo menos tener una muerte digna. Pero su sorpresa fue que la fragata Avestita se encontraba detenida también, lejos del alcance del Indomable. Ambas naves se encontraban paralizadas en el espacio y pronto las miradas de todos, perseguidores y perseguidos, se dirigieron al nuevo actor de la escena.

Las naves se encontraban virtualmente “apagadas” y ninguno de los intentos por parte de las tripulaciones para averiguar lo que pasaba surtía efecto. Durante unos segundos que parecieron horas, la nueva nave estuvo rondando al carguero y a la fragata, tras los cuales, inexplicablemente, los controles volvieron a estar operativos. La nave-máquina se quedó allí, esperando.

Así fue el primer contacto con los nuevos “amigos”. Tiempo más tarde se conoció lo que ocurrió realmente. La nave-máquina, que durante seis años estuvo intentando reabrir la Puerta, logró su objetivo, pasando a través de ella inmediatamente después de lograrlo. Según apareció en Bannockburn, detuvo a las dos primeras naves que encontró e intentó ponerse en contacto con las autoridades de la República, pero las comunicaciones utilizadas en aquellos tiempos eran obsoletas, por lo que ninguna de las naves consiguió recibir la llamada. El Indomable consiguió escapar, dado que los Avestitas tenían una cosa más grande de la que ocuparse y se quedaron allí, intentando contactar con la nave-máquina que parecía hacer caso omiso a las llamadas y posteriores amenazas. Berjen consiguió contactar con su gremio y contó lo sucedido. Los Ingenieros descubrieron que en las comunicaciones del Indomable había una señal residual que habían pasado por alto. Era el mensaje que la nave-máquina les había enviado y los Ingenieros disponían de la tecnología adecuada para descifrarla. Varias semanas después volvieron al lugar del encuentro junto con una nave de Ingenieros, y allí se encontraban ya apostadas tres fragatas, dos destructores y un crucero de los Hermanos de Batalla, aparte de la nave de Ojutwa, completamente inutilizada.

Tras un comienzo bastante tenso, los Ingenieros consiguieron contactar con la nave-máquina, haciéndose pasar por las autoridades que ésta reclamaba, a espaldas de las naves de la Iglesia. Y la respuesta fue positiva. La nave-máquina invitó a los Ingenieros “republicanos” a atravesar junto a ella la Puerta de Salto. Y así lo hicieron, dejando compuestos y sin presa a los Avestitas.

Pero no pasó ni una sola semana, cuando la nave de los Ingenieros fue amablemente invitada a abandonar el sistema PAN/21. Las máquinas querían contactar con las autoridades de la Segunda República... pero esta vez las de verdad. Y no volvió una, sino tres naves-máquina que avanzaron en busca de dichas autoridades. Cuando los Ingenieros regresaron, hablaron de un mundo nuevo poblado enteramente de máquinas, siendo tantas las cosas que habían podido ver en una minúscula parte del sistema, que no sabían por dónde empezar a describir. Lo bautizaron como “el Mundo Máquina”.

No tardó en correr el rumor, llegando a oídos de Alexius, quien mandó un emisario a contactar con una de las naves. Y Alexius fue más sincero, ofreciendo datos más o menos actualizados a las máquinas, como que ya no había tal República. Sin embargo las máquinas debieron quedar impresionadas con el talante del Emperador, pues le aceptaron como único interlocutor válido e igual, prometiendo el envío inmediato de unos emisarios a la misma capital del Imperio.

Y así sucedió un año después: varias naves imperiales escoltaron a los emisarios de Mundo Máquina hasta Byzantium Secundus. El recibimiento de los mismos en el palacio fue llevado con mucho cuidado, por cuanto podían aportar los nuevos vecinos al Imperio. Y Mundo Máquina también había cuidado los detalles, fabricando dos máquinas de forma humana, tan perfectas que hubieran podido pasar por humanos corrientes. Cuando Alexius y toda la corte los vieron entrar quedaron anonadados. Parecían un hombre y una mujer. Jamás nadie había visto unos gólems tan exquisitamente trabajados.

Quedó patente tras la reunión que todos habían puesto objetivos en Mundo Máquina. Nadie quería desaprovechar la oportunidad de tener tanto potencial de poder cerca. Pero a las máquinas también les quedó patente la degradación tecnológica y social de la humanidad y los emisarios, en contacto permanente con Mundo Máquina, determinaron que la humanidad no se encontraba ahora en disposición de recibir informes de la historia de PAN/21. Ofrecieron al Emperador y a todos los allí presentes, representantes de multitud de regiones, casas y organizaciones, la amistad de Mundo Máquina... pero nada más. No serían aliados de nadie pero tampoco enemigos y se declararon meros observadores.

Obviamente nadie quedó contento con el trato, pero la firme posición de Mundo Máquina no permitía negociación alguna y los emisarios abandonaron Byzantium Secundus.

Pero antes de marcharse y ya lejos de los ojos y oídos de las potenciales amenazas que las máquinas habían calculado, ofrecieron bajo mano al Emperador un trato que Alexius tomó casi con los ojos cerrados. Las máquinas abrirían de nuevo las antiguas instalaciones de PAN/21 y las habilitarían de nuevo para que un número determinado de estudiosos fuese allí a trabajar. No ofrecían a Alexius ningún regalo. Tan solo ofrecían a los eruditos del Imperio facilidades para que trabajasen por el bien de la humanidad. Este trato sería del todo secreto, y todo aquel que estuviese en PAN/21 debería jurar no divulgarlo y vivir sólo para su mantenimiento. A los eruditos se les permitiría tener allí todas las comodidades, pero estarían constantemente vigilados por las máquinas.

Muchos rumores se han escuchado sin embargo de este trato, y no han sido pocos los avisos de los Avestitas al Imperio, ni los intentos de sabotaje de la Iglesia, o los intentos de robo de tecnología e, incluso, invasión de Mundo Máquina.

Pero una cosa si ha quedado clara y es que nadie entra en Mundo Máquina si no lo permiten las máquinas.

Conflictos actuales

A pesar de que determinados sectores de la Iglesia jamás aceptarán, e incluso pretenderán perseguir a las máquinas, Mundo Máquina no tiene ahora mismo enemigos dada su naturaleza no beligerante. Sin embargo, bajo manga, es objeto de las conspiraciones de muchos y resulta implacable con aquellos que quieren robar sus secretos. La Iglesia se está planteando llevar a cabo una campaña de descrédito, pero es discreta ya que para la mayoría del pueblo Mundo Máquina no existe. Lo que sí escama a muchos es el trato preferente que parece tener Alexius con la Red.

Se cree que en la actualidad existe una colonia de estudiosos humanos en PAN/21, pero nunca se puede estar seguro de que entre ellos sólo haya personas con ansias de aprender sin más. La conspiración y el tráfico de conocimientos está siendo vigilado de cerca por el Gran Ojo de la Red.

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